Una sonrisa

Hércules de la Alameda, Sevilla
Habíamos llegado a la Alameda, yendo para el Plan B, un bar de allí, con unos amigos. Pasando delante de La Provençal, estaba un grupo de chicas, inglesas o americanas o irlandesas o... no me fijé en el acento y tampoco hubiera podido adivinar el origen de ese. Entre ellas, había una muy guapa.

Sentados en la terraza del Plan B, se dio la casualidad que el grupo se acercó al bar, a ver los precios. Decidieron no quedarse. Al momento de irse, la chica de antes, me dirigió una timida sonrisa, muy linda. Pensé en levantarme a hablarle, por supuesto, no hice nada, pero aquí no es el tema.

Esa sonrisa me dio de pensar en lo que es una sonrisa. Puede ser falsa, amarga o alegre, cariñosa, segura,... muchas posibilidades de interpretaciones. Con esa breve sonrisa de una desconocida, me di cuenta de la influencia que esa sonrisa puede tener en quien la recibe o simplemente la percibe. Abre las puertas sobre una infinidad de posibilidades de las cuales sólo una se destaca, dejando el paso libre a la imaginación haciendo una foto de un instante de otro mundo a la vez realista e idealista, buena o mala, optimista o pesimista, según el efecto que produce esa sonrisa.

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