San Luís Potosí: ¿hacia una ciudad sostenible? No para mañana.



      Desde hace muchos años ya, el problema ecológico y el porvenir del planeta es una cuestión recurrente. Poco a poco, en las redes sociales, se empieza a notar una concienciación de la gente, pero esto es cosa del algoritmo de Facebook, que tiende a mostrarnos contenidos similares a lo que publicamos, consultamos o le damos like. El problema ambiental no es precisamente una prioridad para muchos de los gobiernos de Estados de la República mexicana, mucho menos de gran parte de su gente. Tomamos como ejemplo concreto la ciudad de San Luís Potosí, ya que, aquí vivo y es más fácil hablar de algo que uno conoce en vez de plasmarse en otro municipio que hubiera visitado de paso en un viaje express. Un artículo de prensa (enlace aquí) ubica a la ciudad en el noveno puesto de las ciudades más sostenibles del país, buen resultado al parecer, pero les dejaré hacerse su propia opinión leyendo el artículo que no retormaré aquí. Entonces, nos podemos preguntar si una capital de Estado como San Luís Potosí tiene el potencial de convertirse verdaderamente y a la brevedad en un modelo urbano sostenible. Para contestar la pregunta, veremos en un primer tiempo cómo el plástico desechable tienes buenos y largos días por delante, luego, trataremos la cuestión del transporte y de las facilidades viales en la ciudad, y para terminar, nos enfocaremos en la limpieza de la ciudad y sus alrededores.

      Como lo señalamos en la introducción, el primer punto que vamos a estudiar es el tema del plástico, más precisamente, el plástico desechable. Es impresionante ver hasta que punto la distribución de bolsas de plástico se ha impregnado en la lógica comercial diaria hasta tal punto que se ha vuelto automática. Tomamos un ejemplo que viví en primera persona hace unos días en un supermercado. hace unos meses tomé la resolución de ya no ocupar bolsas de plástico sino cargar mis propias bolsas de tela reutilizables o más sencillo aún, cargar todo en la mochila. Hace como unas dos semanas, saliendo de algún supermercado, me para el vigilante o responsable de no sé que en la salida a pedirme mi ticket de compra para verle el número del ticket. Tuvo que verme la cara de sorpresa el vigilante ya que enseguida me explicó que iba a reportar a los cerillitos de la caja por no entregarme bolsa de plástico. Obviamente, le respondí que yo fui quien las rechacé. 
      Algunos podrán adelantar que en unos meses más ya estará prohibido su distribución por ley. Dudo que sea muy presente eso en la mente de todos por tanto insistir en distribuir bolsas en vez de empezar desde ya a preguntar por si quieren bolsas o explicar a la los clientes que deberían ir acostumbrándose. Además, desde mi punto de vista, esta medida es una farsa, no que yo crea que sea una mala idea, sino que en la forma en la que se va a poner en marcha esta entrega de plástico en estos comercios. En efecto, recuerdo cuando se anunció la medida que calculé que dieron un plazo de un año y media para prohibirlas por completo y que todos se vayan adaptando. De hecho, Querétaro, otra capital estatal, a comparación casi podemos decir que esta medida se estableció del día para la mañana siguiente.
      Acabamos de ver ejemplos de los supermercados pero podríamos seguir con los mercados u otros tipos de comercios. Empezaremos con los mercados: es difícil hacer entender a los comerciantes que no queremos bolsas de plástico, incluso poniéndoles frente a los ojos nuestras bolsas de tela. De hecho, en más de una ocasión, no pudimos dar cuenta que no era tanto problema de incomprensión de parte sino una cuestión de reflejo, de costumbre, de algún mecanismo automático que hace que sus brazos nada más tener una fruta en la mano se dirigen hacia alguna bolsa de plástico. Hablando con algunos de ellos, nos comentaron que en ocasiones hay gente que pide una para llevarse nada más un limón. Nuestro vendedor de pollo siempre esboza una sonrisa al presentarle nuestros Tupperwares para llevarnos la carne y de igual forma no explicó que somos los únicos quienes nos presentamos con estos objetos, ya que según, la gente prefiere llevárselo todo en plástico.
      Ahora bien, pasamos a una cadena comercial especializada en venta de helados entre los cuales el excelente Blizzard. No más tarde que ayer, decidimos llagar a una sucrusal que tenemos bastante cerca y comprar el vaso reutilizable que venden para nuestro helado pensando que así generaríamos menos plástico, siguiendo la misma lógica siempre, y le pedimos precisamente a quien nos atendió que no nos diera cuchara y que nos sirviera en el vaso nuevo. Se vió como si le hubieramos insultado con nuestra petición ya que según él tenían que darnos una cuchara nueva, y para demostrar su poder de decisión tampoco pudo servirnos directo en el vaso nuevo tuvo que pasarlo primero por uno desechable. ¿Malas ganas de su parte o política efectiva de dicha cadena comercial? Cosa fue que el razonamiento sostenible es complicado de hacer entender.
      Al terminar esta primera parte, vimos que si de casualidad alguien quisiera empezar a tener gestos ecológicos en los comercios se enfrentaría a unos hábitos profundamente arraigados o también a un rechazo de comprensión por parte de comerciantes.

     Después de escribir acerca de plásticos, vamos a seguir con la problemática del transporte y de las infraestructuras viales. Antes que todo, es un hecho, el coche es un pilar de la cultura mexicana actual y San Luís Potosí no hace excepción. Es tan implantada en el cotidiano que muchos no lo piensan ni un segundo si al momento de ir a la tienda de abarrotes de la esquina hay que ir en coche o no. En resumidas cuentas el coche es la solución para todo.
Claro es, o tal vez no, que más coches hay en una ciudad, más tráfico hay sobre todo si la gente falta de educación vial y buen sentido, y las largas filas de vehículos motorizados crean mucha contaminación sobre todo en las horas pico: tráfico ralentizado o inmovilizado y motores en funcionamiento para nada durante minutos o largos minutos. Volvemos a encontrar este esquema en algunos comercios de restauración rápida o con autoservicio o delante de las escuelas cuando los padres esperan a sus hijos tranquilamente sentados en su coche sin apagar el motor por flojera, quizás, de hacer un número de movimientos excesivo.
      Dado que el coche, muchas veces usado de forma individual contamina mucho, por que no enfocarnos en transportes colectivos y públicos. Hablábamos de farsa antes, he aquí otra gran broma, el sistema de autobuses. De por sí, no hay una guía clara de las líneas de autobuses de la ciudad, y por colmo, tampoco hay homogeneidad en el servicio ya que cuenta la ciudad con dos tipos de autobuses que manejan cada uno su propio sistema de pases de abordo. El potosino, entonces, según su destino, ha de tener dos tarjetas de autobuses si quiere ahorrar unos pesos para sus viajes.
      Si tuviéramos que buscar razones por las cuales la gente prefiere su coche al transporte público, destacaríamos los recorridos muy largos de las rutas con sus innumerables vueltas y rodeos, el precio del pasaje que frecuentemente aumenta, la conocida frase "Ora, ¡no traes vacas!" que remite a la forma brusca con la cual manejan los operadores y por fin la falta de comodidad. En este último aspecto, una persona con sobre-peso o relativamente alta difícilmente puede sentarse de forma cómoda. O por ocupar demasiado espacio con respecto al tamaño de los asientos o por no tener suficientemente espacio con el asiento de adelante. El pasillo central de los camiones es muy estrecho lo que hace que para bajar hay que empujar a los demás usuarios para poder salir. Continuando con el tema de los autobuses, a pesar de ser transporte público y en teoría mejor opción ambiental, estos camiones urbanos son unidades contaminadoras para muchas, basta con ver la cantidad de humo negro que escupen al arrancar, señal de una mala combustión y/o de una falta de filtro (eficiente u operacional en caso de existir).
      Encadenamos con una tema que me es significativamente apegado, la opción alternativa de la bicicleta como medio de transporte. Ayer, apareció en mi página de inicio Facebook, un artículo (vealo aquí) que afirma que la primera ciclovía estará ubicada en la avenida Himno Nacional. un gran paso hacia el desarrollo sostenible de la ciudad. No obstante, las reacciones no se hicieron esperar y se pudo leer comentarios tanto sensatos, tanto sin cordura entre los cuales gente que exigía que antes de pensar en un carril de bicicleta, era necesario cubrir los baches de la avenida, otro que argumentaban que, para empezar, no iba a ser la primera, y segundo, la que existe ningún ciclista la usa. Es de preguntarse si la ubicación está bien pensada para que la mayoría la use, luego los que la usan agradecen al ingeniero que la imaginó por haber pensado en dejar un árbol en medio del carril sin pensar en hacer pasar el carril alrededor de ese, en fin dicen que esta en un estado lamentable y poco practicable. ¿Por qué será que muchos la consideran inutilizada? Sin embargo, la reacción que más risa me dio fue la de los gordos y gordas, para ser exacto, de los que han de verse a ellos mismos muy gordos como para considerar que no hay espacio en las calles de la capital del Estado para poner carriles para bicicletas. Por supuesto, en el centro histórico sería difícil que cupieran pero en avenidas tan grandes como Himno Nacional, por ejemplo, es verdaderamente absurdo decir que no hay espacio. Algunos que otros se quejaron que gracias al carril los ciclistas se subirán a la banqueta, tipo de afirmaciones que mejor hay que ignorar, ya que en una ciudad sin carriles, en zonas de tráfico denso y/o peligroso no hay que sorprenderse ver ciclistas ocupando banquetas.
     La municipalidad no carece de estudios y proyectos diversos que demuestran que todos los actores de la calle pueden convivir y que hay espacio para todos. Solo faltan dos cosas primordiales para dicha convivencia, inversión eficiente y toma de consciencia por parte de cada uno. Sin embargo, el ego y el dinero son difíciles de superar.

      Después de desarrollar el tema de los transportes, vamos a terminar con un tema muy relacionado con el ego de una persona: la limpieza de la ciudad. En si la capital potosina no es tan sucia; depende mucho de las zonas y de los momentos. Los capitalinos cuentan mucho en el hecho de que haya alguien para pasar detrás de ellos y corregir sus malos hábitos. Se puede observar esto a la salida de los antros, muy temprano por la mañana, delante de los dos Grecko por ejemplo donde siempre se puede observar un verdadero basurero a esas horas. Habría que ver como lo limpian todo después y quien se encarga de ello, si los empleados de la municipalidad o los propios trabajadores de la discoteca. Prohibir que la gente saliera con sus desechables del antro sería un primer paso, que se responsabilicen los fiesteros al tirarlos en las basuras públicas sería otro.
     Hablamos ahora del servicio de recolección de la basura o más exactamente de los horarios de recogida. A la fuerza hemos de constatar lo poco responsables que son alguna gente. Claro, hay que reconocer el desorden en cuanto a los horarios aproximados de recolección de basura los días asignados, sin embargo, lo más impactante es el pasotismo de algunas personas. Si, efectivamente, pusieron un sistema de día de recolección es por algo, como evitar que la basura se quede días seguidos en la calle, o, podemos imaginarlo, para no tener contenedores grandes de basura que la gente pudiera quemar. A pesar de ello, si lo puedo notar en mi vecindario, segura pasa en más de uno, algunos sacan la basura cuando se les den las ganas, y a pesar de poder darse cuenta de que la sacaron tarde, dejan ahí la basura hasta el próximo día de recolección. El problema es cuando lo hacen en sábado y que el siguiente día es hasta el martes. ¡Qué compañía tan agradable la de los desechos un domingo  de paseo soleado! Hasta este punto no contamos con roedores y perros callejeros que buscan comida en las bolsas. El día que llueva o que haya viento fuerte, ¿a dónde iría este amontonamiento de basura?
      La falta de responsabilidad del individuo se nota mucho en las zona semi-rurales o rurales alrededor de la ciudad, bolsas de plástico, papeles de todos tipos, latas,... cubriendo el piso entrelazados de plantas diversas. No hace falta ir muy lejos, solo dirigirse rumbo al aeropuerto. Pasar por la Pila, qué pueblito tan sucio pasando en puente.
      Y los excrementos de perros. Misma historia, numerosos son los que los recogen, el problema son los unos pocos que no, ya que al fin y al cabo, el ser humano no juzga lo que no ve, como todas las personas que sí recogen la caca de sus mascotas, sino lo que ve, los excrementos dejados atrás por falta de sentido común o pereza.
      En resumidas cuentas, el tema de la basura o más bien de la falta de responsabilidad de algunos animales con aspecto de humano sería bastante fácil de corregir si cada quien pusiera de lo suyo. Algo que no le gusta a nadie, sea cual sea la parte del mundo es que afecten las cosas su economía, es por eso eso que pienso que una solución sería multar a la gente que no cumple con pequeños gestos tan sencillos como tirar papel en la basura. Desafortunadamente, no se cuenta con los efectivos policiacos municipales, o será que no quieren invertir, para hacer respetar la ley. No obstante, aunque fuera el caso, aún quedaría la opción de la mordida para escapar de la sanción pecuniaria.

      Para concluir con este tema, a través de los tres puntos que desarrollamos anteriormente, hicimos resaltar que habría mucho trabajo por delante para hacer cambiar las cosas en San Luís Potosí, pero, las autoridades competentes no parecen preocuparse demás por poner en marcha soluciones para sensibilizar y concienciar a sus aldeanos en los temas ambientales, así como los aldeanos no están dispuestos, psicológicamente quizás, a cambiar sus costumbres porque, y es comprensible, tienen otras prioridades más inmediatas como subsistir para muchos, y los temas de medio ambiente suena como algo futurista, alarmista y muy lejos de uno, mientras a otros, sin problemas financieros, simplemente no les importa porque el dinero les paga todo, pero esto sería otro tema.

Presa de San José, buen ejemplo del descuido de la gente (parte izquierda de la foto)

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