Robo de centavos aprobado

Al llegar a México, una de las cosas que me sorprendieron, fue la pregunta de si quería regalar los centavos. ¿Cómo no acordarme de mi tía que me decía que al menor error de centavo en su ticket de compra iba a reclamar la diferencia? Su argumento es muy válido, este mismo error reptido un sin fin de veces multiplicado por el numero de clientes que pueden recibir los supermercados, imaginense cuánto dinero extra entro todos le regalamos a esas empresas multimilionarias. Lo que se decía -eso es México, como saber hasta que punto era cierto, en términos de porcentaje, digo- que estos centavos se regalaban a asociaciones caritativas.

Hoy en día, al menos en San Luís Potosí, ya ni hacen la pregunta. Se considera como normal que un x.78 se redondea a la unidad superior. Va lo mismo para un x.58.

Hay quienes dicen que este dinero no le va a la empresa sino al cajero quien al cerrar su caja, se queda con el extra de dinero no reclamado, ya que al fin y al cabo, lo que cuenta para él, es que entregue el dinero registrado por la caja; lo demás en su bolsillo. Çómo lo verán ellos, un pago complementario justo o un sabio y delicado robo, ¿a quien le importa si nadie lo reclama? 

Ahora bien, el problema es que los supermercados y otros comercios, no mencionaremos Walmart, Chedraui, ni la Superior, aplican un concepto bien sencillo, poner precios "justos" pero que no se pueden pagar por la simple razón que ya es extremadamente dificil encontrar monedas de 10 o 20 centavos. He aquí la genialidad, toememos el ejemplo de un bolillo. Hasta hace unos meses, se vendía en alguna panadería en 2.50 pesos. Ahora está en 2.70. No hubiera tanto problema si la gente tuviera esos 20 centavos pero ya que se volvieron muy escasos, por cada bolillo comprado, 30 centavos en los bolsillos de la empresa o del cajero por cada cliente que paga en efectivo. 

Como consumidor, me sorprende que se acepte este tipo de situaciones o que no haya reclamaciones. Se acepta y punto, como muchas cosas en este país, un fatalismo, una aceptación normal de lo anormal.

¿A quién culpar? ¿Solo a los supermercados? Probablemente. O también se podría ver una complicidad por parte del Banco de México que disminuye fuertemente la circulación de aquellas monedas, si es que no decidió su desaparición -habría que investigar el tema, de momento no son más que suposiciones-. Las primeras víctimas son la gente humilde que no tiene cuenta bancaria o que no confía en los bancos para pagar con tarjeta.

En resumidas cuentas, quien con tarjeta paga, menos dinero pierde; quien con efectivo paga, más dinero le roban.

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