(No) como en la tele

A veces la vida es como en la tele o como en los libros. Se viven situaciones que retrospectivamente se pueden imaginar como vista desde un enfoque exterior, como si fuera narrado o grabado. Estas situaciones no siempre son de las mejores, ni de las más agradables pero, sí, pasan, para bien o para mal...

Los dos estaban de pie, junto a un parquecito. Él estaba despidiéndose, tratando de hacer como si nada, como si todo fuera normal. Ella empezó a hablar. El hombre sabía lo que iba a decir, aún así escuchaba lo que decía. La escuchaba intentando no dejar parecer nada, no quería que ella pudiera imaginarse cuánto sus palabras tenían sentido para él, que se diera cuenta de que él pensaba que ella estaba en lo cierto. ¿por qué no hablaba él? ¿por qué intentaba mirar al vacío?

Cuando ella dejó de hablar, él hubiera querido decirle lo que ella esperaba escuchar, se quedó silencioso un rato más, y sea como sea, no lograba ver la forma en que podía contestarle lo esperado. Como toda repuesta le dijo : "incertidumbre". Esa palabra, para él, sonaba como un eufemismo, había otra cosa que le molestaba, algo más profundo, que no quería decirle. Tres miedos: el miedo a comprometerse en una relación -y él sabe muy bien lo mucho que desea una de esas relaciones serias y duraderas-, el miedo a que lo engañen o lo dejen, así como así, del día a la mañana, y él miedo de sí mismo, el miedo a engañar.

Ella quería entender eso de la incertidumbre, hubiera querido que desapareciera, que no existiera. Él se empeñaba en esconderse detrás de aquella palabra tan abstracta. Lo único que no quería era hacerle daño, herirla. Pero, cada minuto que pasaba, se daba cuenta de que, sí, le estaba haciendo daño, muy a su pesar.

En breve iba a tocar las 9 de la noche. Tenía que irse, y así lo hizo, dejándola atrás. Tenía que darse prisa, pero aún así miró hacia atrás para verla irse como solía hacerlo, pero está vez era diferente. La vio sentada en un banco, la cabeza entre las manos, por lo menos es lo que creyó ver. Pensó que estaba llorando. Dio otra mirada mientras se alejaba, y su primera impresión parecía confirmarse. Siguió su camino, con la sensación de tener el corazón apretado.

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